jueves, 17 de noviembre de 2011

FELIZ CUMPLEAÑOS PAPÁ

 ¿Alguien podría decirme que hay después de la muerte?, ¿que prosigue luego del último aliento?. ¿Será verdad que los espíritus de los fallecidos, continún viendo la consecución de las cosas en forma etérea?, ¿Podrán visualizar nuestro pesar, nuestra continuidad?


Muchas de éstas interrogantes nos abruman cuando la daga cruel de la muerte se ha cernido en nuestras vidas y, ha herido calando en lo más hondo de nuestro ser enrostrándonos nuestra precaria estabilidad en el mundo y recordándonos la poca capacidad de continuidad autónoma en el mismo.
Recuerdo a mi padre cuando filosofaba sobre la vida, cuantas verdades dictadas por la experiencia intentaba cultivar en nuestras infantiles y juveniles mentes; y que breve atención prestábamos a las mismas, mas la semilla quedaba allí esperando germinar en su oportuno momento cuando la tierra estuviera fértil y ya regada por las aguas de las lágrimas vertidas en el diario transitar de la experiencia.

Hoy a vísperas de recordar tu cuarto cumpleaños en ausencia física me suenan recientes los conceptos de la muerte que me impartías, rememoro aquello de que en la tumba ya no verías ni flores ni oirías llantos y lamentos ni verías ya más las expresiones de amor y de afecto.

Te creí eterno sabes? te sentía inmortal... no quería aceptar que algún día partirías y tu partida me devolvió a la realidad que nunca quise asimilar, como cuando niño temeroso te preguntaba si ibas a regresar o si no te ibas a morir y tú con la sonrisa conmiserativa me mentias con amor diciéndome que eso no ocurriría.

Pude sentir la inclemencia del pasar del tiempo inexorable, quise volver atrás y decirte lo mucho que te amé, te amo y te amaré, y que siento mucho no poder volver el tiempo y poder abrazarte un segundo tan solo, uno solo nada más.

No se si visitaré tu tumba, me cuesta todavía aceptar que mi padre fuerte y protector repose allí en un oscuro y frío nicho, quiero recordarte alegre, locuaz, severo, tierno, sentimental, cantarín como eras, y sentir que no te fuiste nunca de nuestro lado.

Aún recuerdo aquella conversación, los consejos y recomendaciones, días antes de tu partida; como un póstumo deseo para tu tranquilidad, sabes que lo estoy cumpliendo, alguna vez tuve que seguir tus consejos sin esperar que el tiempo como siempre, te diera la razón.

Feliz cumpleaños mi querido viejo, tus ojos se cerraron y el mundo sigue andando, como cantabas ¿recuerdas? pero el mundo ya no es el mismo sin ti, hasta siempre Papá chocho.